Uno por Bob

Camino a través de las noches veraniegas.
Voy muy rápido para sostener un mundo
que se mueve demasiado despacio.
No tengo hacia dónde desviarme
y no me quedan banderas que quemar.
Ya no se si debo.
No se si debo besarte,
amarte,
o matarte.

Me dejaste solo y llorando.
Solo en el bote.
Creo que no tengo por qué volver atrás;
tampoco tengo cómo,
y permanecer aquí es tan malo,
¡¡Tan Malo!!
que me enferma.

Todas las sonrisas me dan pena
y las estrellas llueven en mi
gotas oxidadas de olvido.
Ni siquiera me queda aquel cigarrillo
...consolador.

Me dejaste solo,
solo bajo la luna de la medianoche de hoy,
tan solo como esa luna que no hace más que verme,
quieto y anónimo,
como cualquier perro de la noche.

Qué pasaría si creyera que algo puedo salvar
...pero no lo creo!
No lo creo?
Debería existir algo de la famosa misericordia de Dios,
para aplicarnos,
como una droga,
furtivamente;
pero no existe,
¡¡Ni una puta pizca!!

Me dejaste solo,
llorando en la puerta,
sufriendo como un tonto,
sin farmacias de turno
a las tres de la mañana
y ese dolor de muelas que no pasa...

El último tren se fue.
Las campanas de la iglesia no sonarán,
y no me preguntaría por quien no lo harán;
y sin embargo,
aun creo que puedo ganar,
en esta batalla
tan desigual
conmigo mismo.

Me quedé aquí,
solo,
lejos del sol,
no me quedan explicaciones
ni palabras que decir.
Estoy hueco,
¡Tan hueco!
Como todo lo que sólo aparenta,
como todo lo que solo aparenta,
de eso que hay tanto
hoy
y hubo antes,
antes de hoy.

Me quedé solo y hueco.
Potencia,
el cuadrado de “uno”...
...UNO.
¡TAN UNO!



Osvaldo C. Trossero
07/12/2003

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