GiMnAsIa

A veces tomo un atajo hacia el interior y me siento desnudo ante mí mismo, contemplo mis músculos sentimentales, los veo un poco flacos, y comienzo una gimnasia tonificante: repito mil veces la palabra amor, por que así transpiro densas gotas de recuerdos, desalojo las toxinas del odio y las envidias, fortifico las coyun¬turas de las miradas intensas, recupero la flexibilidad del cariño, elongo lo más posible las regiones cercanas a la amistad, elimino sin miramien-tos las rutinas cotidianas _excepto los besos y abrazos; luego, con una serie de largos emocionales disuelvo las corazas y búnkers que la vida se empeña en querer construir alrede¬dor de esos preciosos músculos _que tan bien lucen cuando uno consigue desnudarse_, con eso logro además expectorar las fle-mas acumulas por la exposición a los intensos fríos sociales. Por último descan-so, como quien a ganado el primer premio del campeonato mundial de aeróbic, sólo que en esta competencia soy el único concursante y el premio consiste en haber podido tomar el atajo, haber realizado la gimnasia, haberme cansado y lograr el merecido descanso. Es todo un lujo vivir la paradoja de endurecer esos músculos y a la vez sentirlos cada vez más suaves y tiernos.


Osvaldo C. Trossero
1995 (hace mucho tiempo)

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