Black Hole (agujero negro)
Tengo la llave
que abre la puerta
que lleva al Gran Camino,
de las mil frases hechas.
Volveré a la frontera,
cuando la luna cubra los campos de maíz,
cuando los vientos atraviesen las velas de los barcos,
sin hincharlas,
sólo destrozándolas a su paso,
cuando las mareas traigan su muerte sin enlatar,
y los cielos desaten nuestro oxido,
cuando el hombre derrumbe su falsía
y trague de un trago su propia sopa inmunda,
sin repetir y sin soplar,
dame un rato
y verás qué temple agudizó mis pensamientos
He andado un buen tiempo
buscando nada en los ojos de una mujer
y creo que en los tuyos encontré lo que buscaba
Las sombras cayeron,
estuve aquí todo el maldito día;
difícil,
hoy,
dormir.
El tiempo se fuga, como lo hace siempre.
Las alas de mi espíritu se han vuelto de acero,
y hacen pesado mi vuelo.
Aún conservo las cicatrices que me regaló el sol,
que ahora está tan lejos.
No han de quedar demasiados cuartos que puedan cobijarme,
todavía no es noche cerrada,
alma cerrada,
casa cerrada.
¡He nacido y muerto tantas veces contra mi propia voluntad!
Ahora se que hay alguien en mi cuerpo,
pero no recuerdo quién es:
cuando lo quiero ver huye sin decir nada,
sin dejar rastros,
sin cerrar la puerta
y el hueco sigue,
este inmenso hueco negro sigue,
yerto,
como un buque surto en puerto,
hueco,
frío,
perdurable,
como la resurrección de la carne...
...¡¡Amén!!
Osvaldo C. Trossero
01/01/2004
que abre la puerta
que lleva al Gran Camino,
de las mil frases hechas.
Volveré a la frontera,
cuando la luna cubra los campos de maíz,
cuando los vientos atraviesen las velas de los barcos,
sin hincharlas,
sólo destrozándolas a su paso,
cuando las mareas traigan su muerte sin enlatar,
y los cielos desaten nuestro oxido,
cuando el hombre derrumbe su falsía
y trague de un trago su propia sopa inmunda,
sin repetir y sin soplar,
dame un rato
y verás qué temple agudizó mis pensamientos
He andado un buen tiempo
buscando nada en los ojos de una mujer
y creo que en los tuyos encontré lo que buscaba
Las sombras cayeron,
estuve aquí todo el maldito día;
difícil,
hoy,
dormir.
El tiempo se fuga, como lo hace siempre.
Las alas de mi espíritu se han vuelto de acero,
y hacen pesado mi vuelo.
Aún conservo las cicatrices que me regaló el sol,
que ahora está tan lejos.
No han de quedar demasiados cuartos que puedan cobijarme,
todavía no es noche cerrada,
alma cerrada,
casa cerrada.
¡He nacido y muerto tantas veces contra mi propia voluntad!
Ahora se que hay alguien en mi cuerpo,
pero no recuerdo quién es:
cuando lo quiero ver huye sin decir nada,
sin dejar rastros,
sin cerrar la puerta
y el hueco sigue,
este inmenso hueco negro sigue,
yerto,
como un buque surto en puerto,
hueco,
frío,
perdurable,
como la resurrección de la carne...
...¡¡Amén!!
Osvaldo C. Trossero
01/01/2004
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