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Mostrando entradas de 2016

Sobre la prohibición de las carreras de perros galgos

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Amo los animales, de todas las especies y razas, disfruto su compañía, su presencia, con sólo observarlos, mirar sus rastros y escuchar sus cantos soy feliz. Considero en particular a perros y caballos mis hermanos, no menores ni mayores que yo mismo en ningún aspecto, salvo en la posibilidad de racionalizar mi existencia. Disfruto, sufro y comparto con ellos y valoro nuestra interacción como un vínculo con cualquier otro ser presente en mi consciencia, sin diferenciar la vivencia de la que comparto con otros humanos. Claro que mis perros viajan en la caja de la camioneta, usan collar para que ahí pueda asegurarlos, andan en 4 patas, se bañan en la laguna conmigo, comen del plato en el suelo, y beben agua de su bebedero, retozamos juntos, nos revolcamos, jugamos. Ellos no van a trabajar aunque a veces me acompañan a la oficina. Me avisan si sienten a alguien extraño cerca, se tiran pedos sin culpa ni remordimiento, me muerden las manos y yo las de ellos y sus orejas también, y a veces...

La historia del Martín Pescador

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A un Martín Pescador que yo conozco le llevó 6 años y 720.000 zambullidas lograr convencer a un fotógrafo, que no conozco, que sus inmersiones de cacería eran perfectas. Él hizo 720.000 veces lo mismo que hace siempre para vivir, perfectamente bien. Me confesó: “lo notaba tan preocupado a ese fotógrafo que en cuanto lo veía acercarse al borde de la laguna, aunque no tuviese hambre o los pichones no anduviesen a los gritos pidiendo comida yo salía a pescar”. Dijo que él observaba el seño fruncido del pobre hombre y ponía manos __pico y alas sería mejor__ a la obra.  Me contó que él cría que con 10 o 15 chapuzones lo iba a convencer de la perfección de su tarea; agregó enfáticamente: “¡Es que a mí la naturaleza no me permite equivocarme!” . Así fue que imaginó que el fotógrafo también lograría hacer lo suyo y ver la perfección que buscaba enseguida: "pero parece que no porque siguió viniendo y viniendo" , dijo… “bueno, me dio cosa verlo volver y volver, entonces seguí  p...

Mi oración para la vida imperfecta

Mi oración para la vida imperfecta Señor de no sé dónde ni cuándo, quiero permanecer siendo un ser vital, con muchas dudas y pocas certezas, con errores, malos-entendidos y algunos aciertos casi casuales o casuales del todo, quiero ir tentando la superficie de la existencia, hundirme, flotar o lo que me toque en este camino difuso, pero repleto de vida. Protégeme, quien sea que seas quien me proteges, de volverme un cínico consumado, sabelotodo o resentido, o de convertirme en un ser fúngico, consumido en la torpeza de no buscar, por la comodidad de encuadrarme en lo seguro y lo conocido.  Gracias. Que así sea, así es, hecho está.

Legalicemos la Anarquía

Si no fuera un oxímoron proclamaría este lema: ¡¡Legalicemos la Anarquía!!!!!

Poder podemos

Hoy leía online un panfleto lleno de resentimiento que decía ser descriptivo de cierto tipo de “pelotudo argentino”, que volcaba la balanza del odio al otro polo, como suelen hacer los panfletos, mientras aparentaba hablar en nombre de todos y todas. Estuve a punto de engancharme en la disputa, de tontear un rato, de polemizar para tener razón y, como siempre, no llegar a nada. Poco importa que fuera el argumento de un extremo, bien podría haber sido la justificación del otro lado y me hubiese pasado lo mismo, pero de pronto se me pasó el ansia de disputar, recordé el eterno retorno de lo idéntico, volví a Nietzsche, lo traje de nuevo a la conciencia, al corazón y pude trascender. En los últimos tiempos he leído muchas veces: “Volvieron estos, pero luego volveremos nosotros…este modelo atrasaba, ahora nosotros sacaremos el país adelante…ellos nos llevan a la ruina, nosotros somos la solución…”. Sin decir quién es quién, el mismo discurso se le puede atinar a cualquier fuerza po...

Uróboros

Vino la locura disfrazada de gesta Y el descaro envuelto en falsa naturalidad Llegó un ruido oscuro queriendo ser sinfonía Una enorme agresividad fue pasada por franqueza La “ maleducación ” y la pereza Fueron exhibidas como el noble carácter nacional Lo degradaron todo en cuanto decían protegerlo. Creamos un monstruo de millones de cuerpos Autoantropófago, análmico Desgastado en morderse la cola Con un resentimiento agrio Añejo Que quiso evocar un elixir Que sólo logró engordar bolsillos En lugar de inspirar auroras Y de mostrarnos Sabiamente En el espejo. Entonces, de pronto, brotó un sortilegio Mordimos algo duro Y temiendo degradarnos Hasta el nivel del excremento Volvimos a empezar a levantarnos Sin advertir que nuestras propias fauces Seguían adheridas a la cola, sin remedio Y en la ilusión de construir lo nuevo Comenzamos otra vez el mismo cuento Divididos y valorados, viejamente, sólo por lo externo Sin declamar tan...