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Mostrando entradas de agosto, 2010

Mejor preguntar a los poetas

Demandó demasiados adjetivos para decir de una vez lo que vivía. Respondió al perseguidor por cada noche que lo llevó y lo trajo, que lo acechó y torturó, siempre distante, que no sería esa hora la marcada, la del fin de la escena de su vida, que no quedan pocos fondos en la cuenta de la nada, que construye sus lugares, sus esquinas. De qué temblar si las sombras no son nada y los influjos de los dioses ya vencidos no ocasionan más espasmos a la mente que apretar entre los dedos un mosquito. No seré yo, dije veloz, el testigo de cargo a declarar para inculparlo al destino por haber intentado darle muerte a cada párrafo, oración y vestigio que se imprimen en papeles clandestinos. ¡Si no hubo luz para alumbrarlos, al menos debió haber buena lumbre para quemarlos vivos! Sustantivos de sustancias disolventes; adjetivos que no califican ni mienten; verbos que no actúan ni generan, junto a conjunciones inconexas y metáforas que no saben describir, simplemente como decir: “alguna vez anduve ...

Qué son las dicotiledóneas

El poroto se cayó en el medio de la canoa y lo miré con desconfianza, se mojó en la hendidura que tiene en el borde y me acordé que el poroto es una dicotiledónea, que quiere decir que tiene dos cotiledones, que no se qué son pero suena excelentemente exacto. Es verdad, el poroto es una dicotiledónea y se abrió en medio de la canoa porque es, yo sin saberlo que si no lo hubiera evitado a rajatablas, la habichuela mágica del cuento de no sé quién en el que no creo porque no es una religión no creo en no sé quién, ni en su cuento, ni tampoco creo a rajatablas pero el poroto habichuela mágico cree en sí mismo porque es una dicotiledónea exacta y es exacto a rajatablas y como lo cree rajatablas de la canoa, crece mágico y se vuelve árbol y deja de ser poroto habichuela mágica y deja de ser una dicotiledónea exacta y sí es una rajatablas y crece como árbol que crece, mágico, y con las raíces atraviesa el armazón del barco y me muestra que las dicotiledóneas exactas no son sólo una cara boni...

Descripción de compromiso

El celeste atravesado de amarillo no recuerda ni conoce al naranja que lo invade, hasta que el violeta __como es su costumbre__ tapa cada resquicio y aguarda que el azul no sepa que hubo un rojo sesgado que quiso volar y no pudo dejar el marrón, el siena y el verde horizontal. Cuando el azul deja paso al negro, nada anuncia el alivio de luto que se romperá, inexorablemente, hasta que la luna, harta, diga basta, o el sol, colérico y calórico, tome el toro por las astas… ¡hasta la madrugada siempre! Osvaldo C. Trossero Junio 27 de 2010

Camino constelado de…

Me abandonó y entonces me encontré. Sentencia ¿de muerte? maravillosa. Ahí comencé el camino de la obscuridad y la angustia, que era mi camino oculto, el de la procesión que va por dentro, y en la hondura, de a poco, brilló la luz y alguna paz verdadera. ∞ Cuando me vi sin rumbo, encontré una vía; una senda apenas marcada por un sutil aliento, sin más guías que un temblor, el frío en la espina y los intestinos. Fue cuando la mollera se llenó de atisbos: de un sendero sin pistas, de una pista sin marcas, de marcas sin señales, de señales sin alertas, de alertas sin sentido, de sentido inescrutable. ∞ En lo único que construí un muro sólido y laboral, me desgrané de golpe, como un hormiguero al que lava el chaparrón, igual conservo los túneles poblados y una reina viviente, que no quiere salir, pero aún produce y reproduce sus hijos, nietos y alter-egos. Ya no aparento reinos, ni busco solideces idiotizantes, ni labores falsamente grandilocuentes, marketing de la nada y la injusticia, a...

A Oriana

Ella durmió sonriente sobre mis piernas, luego de pelear por el espacio, respiró muy hondo y se hundió en la niebla, sus pestañas pequeñas y preciosas perdonaron cada reojo de mis ojos fieros, comisuras aladas volaron de risa por las morisquetas que le di a su tiempo. La vi convertirse desde un rumor en el fondo de un abismo tierno, en una pequeña masa que latía y era espiada un día en un mapa móvil, entre blanco, gris y negro, después imprimió su estancia en mi vida, tremoló berridos, siguió en garabatos de una voz pequeña, dichos sin sentido pero en cada estrofa de su boca, inmune de dientes y brillos, con los gorgoritos de su baba tenue me dijo un discurso que aun no olvido. Fue pasando el tiempo y su piedrecita de cuerpo pequeño se llenó de mimos, repartió: te quero, papá, dame un besho, gritos, noes, gestos y locos berrinches a cada momento, dibujó colores, rompió algún objeto, bañó los muñecos en el inodoro así lo recuerdo, desfiló en el pasto como una modelo, sacudió los perros...

Del poder del la realidad del sueño

Descubro que el cielo está ahí cuando despierto y entonces recorro en equilibrio provisorio mi tiempo hasta el próximo sueño. Cada vigilia me depara nuevas mentiras e irrealidades, fantasías serias, vanidades certificadas y castillos de naipes, hechos en las nubes, pegados con cemento portland. Recobrar los sueños, casi concretos, el orden aleatorio y perfecto de lo real y lo flotante, aun en las pesadillas, es el único consuelo para esas jornadas trastornadas por el páramo del sentido estricto, fementido, hipócrita y creíble, de cada papel y cada discurso, de toda pantalla, trato, pacto y disciplina, con sus demonios regulados y sus licencias prenumeradas, autorizaciones para volar los cielos abiertos, sólo por rutas rotuladas. También encuentro que ciertas sonrisas, aun sin saberlo, tal vez sin quererlo, me dan una luz divina que me dice parte de este Universo, y a veces, esos mismos rostros, me niegan la humanidad, la sangre en la venas y el sudor en las sienes, a veces con razón, p...