El niño y el sabio

Cuando veo que la vida es un ciclo,
una rueda,
a veces olvido que volveré a ser niño.

En la plenitud de mi fruta 
en la turgencia de mi ser mortal
descuido por momentos que adentro vive
que late y ríe 
y pierdo tiempo
sin querer mirar,
por la mirilla, 
como en la infancia,
para espiar mis huecos aun sin llenar
y descubrir el mundo 
para temblar de miedo
olvido el juego
reniego de andar
descalzo en la lluvia,
¿cambié la escondida, por el ocultar?
¿cambié la chacota, por la joda mal?
¿cambié la sonrisa, por “ta’ todo mal”?

Ahora y aquí recuerdo a mi niño
y tiro ese lazo para retomar,
su risa en mi panza,
los ojos chiquitos y rojos de tanto llorar
las piernas raspadas de ramas, de bicis
mirar y creer 
aun sin saber 
qué era eso 
que no se debía mirar
Eso y mucho más está en mi niño, 
lo traigo adentro, 
lo vuelvo a encontrar,
le doy su espacio 
acepto ser niño y el mensaje es claro, 
viene desde lejos a mi humanidad:

El único deber en mi vida es recordar mi infancia, 
para volver a ser sabio.

Osvaldo C. Trossero

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