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Mostrando entradas de noviembre, 2012

Primavera, verano, otoño, invierno... y primavera

Para quienes quieran mirar una película con la paciencia que necesita la vida y sus estaciones, agrego este enlace a  "PRIMAVERA, VERANO, OTOÑO, INVIERNO... Y PRIMAVERA". Vale absolutamente la pena darse el tiempo de mirar. Mucha poesía para contar la maravilla de la vida. Muy universal a la vez que particularmente oriental. http://www.youtube.com/watch?v=X4n4Cmrv9IU&feature=fvwrel
Vi un charco roto por las gotas y no estaba roto de verdad. Oí las gotas de lluvia golpear su superficie y el agua sólo cantaba, nunca se enojó. Olí la tierra mojada, nariz al piso, las ramas entre-secas, las hojas desvaídas y las verdes también, la lluvia se impregnaba en ese cuerpo y me marcaba la piel y la memoria, sin rechazos, sin dolor. Tanta belleza regalada duró unos segundos, su ciclo conserva sólo armonía, nunca tiempo. Es imposible guardarla más que en el recuerdo. Evolución, no progreso. Ciclo, renovación, paciencia, ni avance, ni apuros. El grano madurará sólo cuando pueda germinar y dar vida. No podemos empujar al río, encerrarlo, está visto, mata. Ni un paso más, ni uno menos, la naturaleza no vive de empujones. En algún rincón nos creímos el cuento de ser imágenes de dios y más aún,  un dios creemos ser y queremos pintar a imagen y semejanza nuestro rostro en la pacífica faz de la tierra. Lo vamos logrando, no tan poco a poco, cada ...

¿Qué miro cuando miro el río?

¿Qué miro cuando miro el río? Podría ser pretensioso y decir que veo ahí un espejo suficientemente grande como para ver reflejado el universo. Sería una exageración ensayar en el río un espejo para mí mismo. Somos hijos de la misma célula, pero tanta inmensidad y misterio son para una humanidad entera, como unidad de medida, nunca para un humano individual, para un yo suelto a la deriva. Un río, el río, ¿cuántos ríos dirán el mismo rezo? Entre todos bautizamos los ríos. Milenariamente lo hicimos, y día a día. Conservamos ahí los nombres más viejos de nuestra tierra, de nuestra naturaleza. No hay ríos que se precien de tales con nombres de generales, de próceres o de políticos, no al menos en nuestra tierra. Los próceres bautizan lagos, represas y puentes, no cursos vivos y fluyentes, ¿será su destino estar estancados? Ellos se nombran a sí mismos en hormigón y en fierro, así serán siempre decadentes y duros, no pueden honrar la calidad vital del líquido elemento, ellos p...

¿De qué estamos hechos?

¿De qué estamos hechos? ¿Somos recursos naturales? ¿Somos naturales, o solo recursos? Natural, naturalidad, naturalmente. Somos recursos naturales, no lo sabemos. Acá estamos, somos parte y, atrevidos, pedimos la parte que, decimos, nos toca. La miramos de arriba, con ansias de dominarla, de volverla nuestra. Cuando nos pasa factura y nos hace pagar el precio, la vemos de soslayo; sospechamos de ella, sólo porque se decidió a devolvernos algunas atenciones, de las que antes le aplicamos, sin miramientos. La miramos, a veces, con naturalidad. Como si ella estuviera ahí por nosotros y no al revés. Nos servimos de ella y eso no estaría mal, si aceptáramos, naturalmente, que a veces nosotros debemos servirla y servirle. Nos creemos exentos, no inscriptos tal vez y somos no mucho más que “monos-tributistas”. Desde Adán en adelante venimos confrontando su dominación, y desde entonces perdemos cada batalla, no importa cuánto daño logremos infringirle, invariablement...