Poder podemos
Hoy leía online un panfleto lleno de resentimiento que decía ser descriptivo de cierto tipo de “pelotudo argentino”, que volcaba la balanza del odio al otro polo, como suelen hacer los panfletos, mientras aparentaba hablar en nombre de todos y todas. Estuve a punto de engancharme en la disputa, de tontear un rato, de polemizar para tener razón y, como siempre, no llegar a nada. Poco importa que fuera el argumento de un extremo, bien podría haber sido la justificación del otro lado y me hubiese pasado lo mismo, pero de pronto se me pasó el ansia de disputar, recordé el eterno retorno de lo idéntico, volví a Nietzsche, lo traje de nuevo a la conciencia, al corazón y pude trascender. En los últimos tiempos he leído muchas veces: “Volvieron estos, pero luego volveremos nosotros…este modelo atrasaba, ahora nosotros sacaremos el país adelante…ellos nos llevan a la ruina, nosotros somos la solución…”. Sin decir quién es quién, el mismo discurso se le puede atinar a cualquier fuerza po...