Elegía del hombre viejo
Dirán que he sido yo quien truncó la extensión inmensa con la piedra y la cal. Señalarán mi frente como la de otro cualquiera que quiso eternizarse en una silueta. Marcarán horrores en acentos sonoros al nombrarme por haber construido en nombre de otros. Razonarán razonables sus razones, sus apotegmas, sus conclusiones, sus certezas. Diseñarán un nombre nuevo para ese nombre, mi nombre, que ya no entrará en sus cabezas. Recelarán de todo lo que se parezca a mi espectral esbozo. Destacarán que ha sido el triunfo de la voluntad, por sobre el roce de la sinrazón, del odio. Dictaminarán que nunca se ha de conseguir con simpleza, armonía y amor elevar una obra monumental que ensalce al hombre en todo su valor, que sólo el esfuerzo y el dolor harán honor al ser superior. Seguirán temiendo que alguien alcance el sitio central en la cruz de madera que un día otro ocupó. Descubrirán que una palabra y un largo silencio bastan, pero escribirán libro tras libro para inter...