El consumo me consume

Consumir, el verbo Dios de los siglos XX y XXI. Devino divino, interpreto, por la acumulación de privaciones, injusticias, locuras y catástrofes auto-infligidas por nuestros ancestros durante los siglos anteriores. Antes de eso sólo los reyes, nobles, miembros del clero, los ricos burgueses, los encumbrados de alguna forma, podían “darse el lujo” de consumir más allá de sus básicas necesidades. La Europa de fines del medioevo y comienzo del renacimiento re-aprendió el lujo en sus viajes al oriente lejano, la China imperial, al oriente medio y al norte de África de los árabes, que disfrutaban de exquisiteces que los europeos medievales, en general, desconocían, porque habían perdido en la sombra obscura de la decadencia los rastros de la eterna Roma. Cuando Europa conquistó América, entre otras pestes trajo a estas tierras ese lujo, de manera contenida. Aunque, convengamos que la América precolombina tenía varios ejemplos de lujo, en forma d...