Palabrarmas



Requiere tiempo usar estas armas. Usar la poesía, el verso, la palabra. Se cargan en silencio. Se disparan en la noche, el amanecer, la calma, en medio del tedio se disparan.
Pocos saben o dicen quién es el que aprieta el gatillo, el que habilita el alma.
Alma se llama el interior del cañón por el que salen las balas.
Alma se llama el interior del cañón que transitan las palabras.

No sólo es tiempo lo preciso, también hay un valor asociado con alzar el arma, plena de vocablos, de sentidos y sonidos resonantes, de temblores y denuedos. Animarse de tener coraje, animarse de darse ánimo, animarse de vestir el ánima, el espíritu, el alma del arma de las palabras.
¡Hay que animarse a usar las palabras!

Decirlas parece fácil, una sucesión de disparos, como tiros al aire. Pero caen, golpean, a veces matan, aun las palabras perdidas pueden matar y matan.
Recibirlas, en cambio, escucharlas, puede ser una balacera, un acribillamiento de palabras, pueden ser una caricia o una catarata, una explosión repentina, terrorista, un bálsamo, una carga de profundidad, una avalancha.

Cuidado con lo que digo, cuidado con lo que escucho. Cuidado de cuidar, de cuidarme y de cuidar a otros de mis descuidos, de nuestras palabras descuidadas, guachas.

Todo eso  y mucho más es poner el pecho, el oído y el alma a las palabras.  

Osvaldo C. Trossero
Diciembre de 2019


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