Un darme cuenta
Hoy es un buen día para un darme
cuenta importante. Hoy me volvió a resonar una frase que hace muchos años, en
un sueño, me llegó quién sabe de dónde que me decía: "abandoná los
juicios".
Al poco tiempo de haber recibido ese mensaje,
escuchando la radio encontré un pasaje de la Biblia, lo busqué y lo leí
"No juzguéis, si no queréis ser juzgados. Porque con el mismo juicio que
juzgareis, habéis de ser juzgados, y con la misma medida con que midiereis,
seréis medidos vosotros. Mateo 7,1-2)".
En ese momento estuve tentado a aplicar la frase a los demás, a decir:
"he sido juzgado", a lamentarme, pero pude ver que el que había
recibido el mensaje de abandonar los juicios era yo, y no pude hacerme el sordo
con dos señales que me marcaban el mismo camino.
Por un tiempo lo llevé claro en mi
conciencia, pero el olvido y el ego fueron mañeros. Marché con ellos por los
caminos y al poco tiempo volví a emitir fallos y sentencias a los otros,
olvidándome que también me estaba juzgando.
Hoy recordé cómo hace unos años,
aconsejaba a mi hermano el Guille y me enojaba
con el rumbo que él buscaba, con sus actitudes y sus deseos de libertad,
casi los mismos que hoy, a mi modo, cuando llego a su edad, voy viviendo en mi
vida. Vi que mi vara había sido dura y que si me la aplicaba era dolorosísima y
recordé aquel “abandoná los juicios” y volví a mí. Recordé cuántas personas han
pasado por mi escrutinio y sentí la aspereza de mis dictámenes. Sufriente seguí
recordando, dolido, casi enojado conmigo, estaba a punto de dictar un fallo
para mi ego, enorme, rebozante, el ego de un juez __si hasta el trabajo me ha
dado la posibilidad de ser juez de otros, autoridad__ y cuando estaba por
dictarme una condena tuve un pensamiento
piadoso y un llamado de amor me ayudó a ver que en lugar de seguir juzgando,
esta vez a mi ego, a mí mismo, debía agradecer la posibilidad de darme cuenta
de este proceso vital, a veces doloroso y otras brillante de ternura, este
enorme espejo que irremisiblemente se vuelve y me muestra quién soy en realidad.
Muchas veces no me gusta la cara que veo, seguro que no es la fotito sonriente del
perfil del facebook, es otra que no logro percibir cuando la encarno, esa que cuando
me espejo se me hace presente: la cara dura de un juez, que al rato deberá
juzgarse a sí mismo.
Siento que he recibido un regalo
enorme, una comunicación para transitar con más serenidad por la vida: “abandoná
los juicios”. No sin dificultad digo: Gracias a todos y a todo, perdón a todos
y a todo, los amo a todos y a todo.
Osvaldo
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