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Mostrando entradas de agosto, 2014

Mi diálogo con una sombra

De pronto  en el rincón aparece una sombra, que se escurre con la menor luminosidad y regresa cuando menguan los brillos. Siniestra es sólo una palabra que se quiere cargar a los hombros de esa sombra y no puede hacerlo. Siniestra no puede, funesta tampoco lo logra. “Inquietante” lo intenta, pero no consigue ese puesto. Alguna vez en mi infancia me enseñaron que a los monstruos hay que ponerles nombre para que dejen de serlo: un monstruo no se puede llamar Carlitos, no lo resiste, se disuelve. Ya más grande comprendí que preguntar era un buen recurso con los desconocidos, así que le pregunté a esa visión obscura, que había aparecido en un rincón de mi cuarto, cómo se llamaba. Ella amablemente me dijo simplemente: sombra. Continué curioso ante su respuesta y quise saber qué tipo de sombra era y ella me reveló que era una sombra reparadora, que solía vivir en un lugar llamado Gaza y que, no sabía  bien cómo, un súbito arremetimiento __dijo la sombra__  la condujo a est...