Sentido contra sentido
A veces cuando enfrento la página en blanco, como ahora, cuando me encuentro con esas ganas de escribir algo, algo indefinido aun, algo que pulsa y que no tiene nombre ni forma, dos suaves torbellinos comienzan a girar entre mi pecho y mi abdomen, en el sentido contrario a las agujas del reloj. ¿Cómo podré sentir ganas de escribir algo que aun no sé qué forma y qué dirección aparenta? ¿Hay una contradicción en esto? Esos torbellinos son emociones que aparecen y hacen mover levemente mis entrañas. Registro sus vórtices, uno a la altura del hígado o más al sur quizás, que barre entre ese punto y mi estómago, pasando por el Tan Tien y le da hermosamente forma a mi sonrisa interior; el otro entre mi pezón izquierdo y la axila. Ellos se menean, en esos ejidos. Entre ambos gira y gira una sensación interna que rebusca en los rincones otras notas que quieran emerger, un ventarrón que levanta retazos, pasto cortado, hojas viejas de diarios apenas leídos, fotos en blanco...