Salí y el mundo no estaba para mí
Salí a la calle para encontrarme el día a día y el mundo no estaba para mí. Salí para encontrar lo cotidiano, para encontrar un mí mismo, y un gran hueco estaba ahí. La humedad quiso llenar el vacío pero no pudo, y el hueco húmedo igual estaba ahí. No era un hueco húmedo simpático y dulzón. Era húmedo, pero si hubiera podido imponerse al clima habría sido un hueco seco y ventoso. No un túnel, si no un vacío. Un vacío invasor de todo lo lleno, que lo traspasa, que lo envuelve todo; le faltaban 5 pal’ peso, porque si no hubiese disuelto el todo, pero no, era el sino del vacío, ese era su sino. Anduve la calle. Hasta que me encontré con otros. Esos otros también eran atravesados por el vacío. Algunos lo sabían o parecían sospecharlo, otros de esos otros ignoraban con ojos abiertos y a voz en cuello que el vacío los tenía rodeados y los inundaba también. No declararé acá quiénes sumaban más numerarios en sus filas. De los pe...