DOS EN UNO

Un hombre en una colina,
como perdido,
pero no;
ramonea el aire,
y el sol
y el cielo;
y no sufre lo perdido,
sólo añora lo ganado.

Luego,
una llovizna,
como de sal,
le moja el alma
y el hombre de la colina,
no se puede perdonar
haber construido un amor,
haber perdido el aliento,
haber dejado de ser
de la vida un intento.

Osvaldo C. Trossero
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